Los orígenes de Portugal se remontan a la antigüedad, cuando la región estaba habitada por pueblos celtas, íberos y posteriormente conquistada por romanos, visigodos y musulmanes. Sin embargo, el nacimiento del reino de Portugal como entidad política comenzó en el siglo XII.
En 1139, Alfonso Henriques se proclamó primer rey de Portugal tras la batalla de Ourique, y en 1143 el reino fue reconocido oficialmente. La independencia se consolidó en 1179, con la aprobación papal.
Durante los siglos XIV y XV, Portugal se convirtió en una potencia marítima. Bajo el liderazgo del Infante Don Enrique el Navegante, se iniciaron los grandes descubrimientos. En el siglo XVI, Portugal formó un imperio global con territorios en África, Asia y América (Brasil), dominando rutas comerciales clave.
En 1580, tras una crisis dinástica, Portugal fue anexionado por España bajo la Unión Ibérica, pero recuperó su independencia en 1640 con la dinastía de Braganza.
Durante los siglos XVIII y XIX, Portugal vivió conflictos internos, invasiones napoleónicas y la pérdida de Brasil en 1822. En 1910, la monarquía fue abolida y se proclamó la República.
En el siglo XX, el país vivió una dictadura autoritaria bajo Salazar hasta la Revolución de los Claveles en 1974, que restauró la democracia. Desde entonces, Portugal ha sido una república democrática, miembro de la Unión Europea desde 1986.